Ficha técnica
Título
original: Star Wars (Episode IV: A new hope)
Director: George Lucas
Nacionalidad: USA
Nacionalidad: USA
Año:
1977
Producción:
20th Century Fox / Lucasfilm Ltd Production
Duración:
121’
Guión:
George Lucas
Fotografía:
Gilbert Taylor
Música:
John Williams
Efectos
especiales: Industrial Light and Magic
Efectos
de sonido: Ben Burtt
Ficha artística
David
Prowse (Darth Vader – Voz de James Earl Jones (En España lo dobló Constantino Romero))
Alec
Guinnes (Obi-Wan Kenobi)
Harrison
Ford (Han Solo)
Mark
Hamill (Luke Skywalker)
Carrie
Fisher (Princesa Leia)
Peter
Cushing (Comandante Grand Moff Tarkin)
Peter
Mayhew (Chewbacca)
Anthony
Daniels (C3-PO)
Kenny
Baker (R2-D2)
Jeremy
Bulloch (Boba Fett)
“Jaba
el Hutt” (Él mismo)
Premios
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En 1977 cambió la manera en la que concebimos el cine.
Hasta
ese momento la ciencia ficción había ocupado un segundo plano dentro de las
clasificaciones de la Industria, con grandes películas en cuanto al entusiasmo
y al romanticismo, grandes historias futuristas, pero con pobres resultados.
George Lucas pondría todo patas arriba el mismo día en que empezó a idear su “Star Wars”, un “western asiático, con toques artúricos ambientado en el espacio…”
casi nada. Osado y valiente por igual. No sólo lo ideó, además lo plasmó en el
celuloide. Y para colmo más rentable de lo que ninguno de los involucrados en
su filmación podría haber imaginado. Quizás sí el propio Lucas, quien lejos de
presentarse en varias productoras con el guión de "una película", lo hiciera con
la idea en su mente de filmar nueve, en tres trilogías.
Llamémosle
suerte o llamémosle visión, pero sin dejar de tener en mente que la película
era preconcebida como un proyecto para entretener con un largometraje de
aventuras, de serie B si lo queréis llamar así, pero esa era la idea original
pues nadie esperaba alcanzar la relevancia que alcanzó, de ahí las reticencias
originales para avalar el proyecto y también (aquí la visión de Lucas) la
facilidad que éste tubo al negociar los derechos con la FOX, pidiendo los
derechos de las secuelas (si las había, y del merchandising).
Aclarar
que por aquel entonces no se estilaba ni lo uno ni lo otro. Las películas con
secuelas (de ficción y/o aventuras) caían a plomo en la serie B, C… y ninguna
productora explotaba el merchandising, salvo para consumo interno. Por lo
tanto, cabe decir que Lucas sí supo ver el filón de ésta rama del cine antes
que ninguno (cosa que le sigue y seguirá dando de comer a él y a varias
generaciones posteriores). Como detalle simpático, el propio Mel Brooks
reconoce en el documental sobre su biografía “Haz ruido” que al confesar a
Lucas que quería hacer una parodia de La guerra de las Galaxias (Spaceballs -
1987), éste le dio su visto bueno pero le negó el derecho a distribuir
merchandising alguno, cosa que Brooks aceptó y parodió (también) en la famosa escena de
Yoghurt (Yoda; interpretado por el propio Mel) haciendo falsa publicidad de los
productos de su película.
Antes
dije que podríamos hablar de La guerra de las galaxias como “un western
asiático con toques artúricos ambientada en el espacio…” aunque debería haberlo
enfocado como las diferentes fuentes que inspiran a Lucas a la hora de escribir
el guión. Y me explico:
Lucas
recrea (a su manera) ciertos aspectos de la filosofía oriental Zen, del Japón,
a la hora de imbuir de espiritualidad a la orden Jedi. Una filosofía que le
cautivó a través del cine japonés que también tiene su impronta dentro de la
película. De sobra es conocida su pasión por Kurosawa y sus recreaciones del
Japón feudal (La fortaleza escondida – 1958). Como detalle observemos la
indumentaria de Darth Vader, sobre todo el yelmo, y veremos un yelmo samurái.
La
tradición artúrica también está presente en la figura, sobre todo, de Obi-Wan
Kenobi, que ejerce de "Merlin" (como mentor e instructor) con respecto a "su
Arturo particular": Luke Skywalker.
El
toque “western” lo pondrá, sobre todo, Han Solo. Si lo sacáramos de Star Wars y
lo reubicáramos en cualquier película de John Ford, o cabalgando con Klint Eastwood en un hipotético “El bueno, el feo, el malo y el guapo que sabe que es
guapo y por eso es chulo” a nadie le habría chirriado el personaje, incluso
como 8º samurái en Los siete samuráis de Kurosawa (nuevamente). Pero no. Lucas
lo plasma con maestría, pilotando el Halcón Milenario, con chaleco, eso sí, y
sobre todo con unos pantalones que guardan cierto parecido al uniforme de la
Unión… y encima es “cazador de recompensas”. Redundo en este aspecto al
presentárnoslo en la cantina de Mos Eisley con su humor cínico y mordaz y para
colmo, su “duelo” con Greedo. (Este duelo daría pie al lema “Han shot first”
que ha derivado en protestas (y nuevamente merchandising con millones de camisetas y otros objetos) defendiendo que el primero y único en
disparar fue Solo, cosa que Lucas cambió en la edición de la versión editada de
1997, incorporando un disparo de Greedo al que hipotéticamente respondería Solo
en defensa personal. Pues bien: Greedo nunca disparó, queda dicho).
No
creo que necesite explicar mucho la parte de “recreado en el espacio”. Aunque
sí quiero destacar la maestría, gusto, estilo y saber hacer de Lucas cuando en
vez de presentarnos un espacio (naves, personas, vestidos, trajes…) impoluto,
lo hace demostrando que los elementos visuales que veremos en toda la película
están afectados por el paso del tiempo, del uso, del clima… aportando un toque
realista que imprime veracidad en el argumento. En este aspecto se desmarcó de
todo lo hecho con anterioridad relacionado con la ciencia ficción.
No
puedo meterme de lleno (todavía) en la película sin antes mencionar las dos
últimas obras que inspiran a Lucas.
La
primera es THX 1138 (del propio Lucas – 1971), en la que podréis ver algunos
conceptos visuales, sonoros e incluso personajes que luego volverán a aparecer
en la 2ª trilogía de la saga, fundamentalmente en El imperio contraataca.
La
segunda es Escuadrón 633, una gran película de Walter Grauman (1964) en la que
dicho escuadrón, a la sazón británico, serpentea por un fiordo noruego para
cumplir su misión: una escena / misión espectacular en la que procurarán
coordinarse con la resistencia noruega en su particular lucha contra las
fuerzas de ocupación nazi (otra referencia en la película, pues los uniformes y
grados imperiales son una alusión directa a éstos), y que sirve, la escena, y
dudo que me equivoque, como inspiración para Lucas para la batalla final en la
Estrella de la Muerte.
Metiéndonos
en materia, y espero que todo lo anterior haya sido de vuestro interés,
comienzo con el argumento…
La
princesa Leia intenta poner a salvo los planos de la Estrella de la Muerte, una
estación espacial del Imperio que es considerada como el arma final para
derrotar a las últimas fuerzas rebeldes y someter a toda la galaxia bajo el
yugo del Emperador.
Con
tal fin, y tras resultar interceptada la nave en la que viajaba (por tropas
imperiales lideradas por Darth Vader) Leia introduce los planos en su fiel robot R2D2 y lo lanza en una
cápsula (junto con C3PO) al planeta Tatooine, con la misión de hacérselos
llegar a un tal Obi-Wan Kenobi, a priori, todo lo que resta de la Orden Jedi
derrotada tras Las Guerras Clon y sobre todo aniquilada tras La venganza de los Sith (que
coincidirá con los Episodios II y III de la saga). He de apostillar que poco
sabíamos de éstos episodios hasta que se filmara la primera trilogía, por lo
que iremos conociendo todo por referencias que nos irán haciendo los
personajes, sobre todo del propio “Ben”, quien a la sazón fuera el Maestro del
propio Darth Vader en el pasado.
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En
esta primera película veremos a un Darth Vader que bien podría parecer el
secuaz del Comandante Grand Moff Tarkin, pero poco a poco irá ganando
protagonismo (sobre todo en El imperio contraataca y de manera explícita en El retorno
del Jedi) hasta revelarse como la mano derecha del Emperador.
Una
mano derecha que se comprenderá mejor tras ver la primera trilogía (Episodios
I, II y III), pues siendo “el malo” en la segunda, tras juntar las seis
películas comprenderemos que el verdadero protagonista de la saga es el propio
Darth Vader, cosa que para los “nativos” de Star Wars (antes la llamábamos La
guerra de las Galaxias) cerraría un círculo de perfección en la trama.
La
llegada de los robots a Tatooine, su captura a manos de los Jawas y su
posterior adquisición por una familia de granjeros desencadenará una reacción
que impulsará la trama: dicha familia son los tíos de un tal Luke Skywalker, un
muchacho que ha perdido a sus padres y vive apartado del mundo deseando escapar
del planeta para hacerse piloto, cosa que su tío Owen no permite y procura
retrasar temporada tras temporada, cosecha tras cosecha.
Luke
queda encargado de los robots y en plena limpieza de éstos, R2-D2 emite parte
de un mensaje holográfico de la princesa Leia dirigido a un tal Obi-Wan, a
quien Luke desconoce pero relaciona con un ermitaño que vive por los
alrededores y responde al nombre de Ben Kenobi.
R2-D2
se escapa y, temeroso de que el tío Owen lo descubra, Luke decide salir en su
busca acompañado por C3PO. Tras un desafortunado encuentro con los moradores de
las arenas aparece el ermitaño, quien los auxilia y acoge en su casa. Este
encuentro “fortuito” hará que Ben se identifique como Obi-Wan Kenobi, caballero
Jedi y antiguo maestro del padre del propio Luke, quien según su explicación,
murió a manos de Darth Vader, un discípulo descarriado que había sido seducido
por el poder del Lado Oscuro de la Fuerza.
Este
encuentro y la irrupción de las tropas imperiales en busca de los robots, y
sobre todo el hecho de terminar con la vida de su familia adoptiva harán que
Luke acepte la propuesta del viejo Jedi para acompañarle a Alderaan y de paso
se compromete a instruirle en el conocimiento de la Fuerza.
Contratan
los servicios de un cazador de recompensas, que no será otro que Han Solo, un
contrabandista al frente del Halcón Milenario, la nave más veloz de toda la
galaxia, inmerso en deudas con Jaba the Hutt, quien espera, con poder saldar
dichas deudas con “su jefe” tras llevar a Luke, Ben y los dos robots a su destino.
Lo conocerán en la cantina de Mos Eisley, junto con su segundo de a bordo, un
wookie llamado Chewbacca (un felpudo con patas entrañable). Aquí veremos la
escena que comenté al principio en la que Han mata a Greedo.
Parten
para Alderaan, pero el planeta no está en su sitio. En su lugar solo encuentran
los restos del mismo que ha sido desintegrado por la Estrella de la Muerte en
un ejercicio de exhibición de poder del Comandante Grand Moff Tarkin para
aterrorizar a la princesa Leia y sonsacarla dónde se esconden los rebeldes.
Esto hará que el propio Halcón Milenario caiga presa de la estación espacial y
dará lugar a dos hechos importantes: el primero el rescate de la propia
princesa. El segundo el duelo a muerte entre Ben y Vader, como un segundo asalto
de un combate que debió terminar muchos años antes, con la victoria del
maestro, pero al que “el después llamado Vader” sobreviviría.
Nuevamente
he de hacer hincapié que solo tras ver las tres primeras películas entenderemos
la verdadera transcendencia de esta escena y el papel destacado, no solo como
el malo de la película, de Darth Vader, erigiéndose como protagonista único.
Una
y otra cosa harán que el desenlace de la película se desarrolle en un combate
en el que los rebeldes intentarán sacar partido de los planos que había
escondido la princesa Leia en R2-D2 mandando su exigua flota de cazas de guerra
(no supera la treintena) a luchar contra la todopoderosa Estrella de la Muerte.
Y
no puedo terminar sin hacer una mención explícita a dos genios que toman parte
en esta película: Ben Burtt y John Williams. El primero será el responsable de
todos los efectos sonoros que aparecen a lo largo de la película, una panoplia
de ruidos y sonidos que ya forman parte de la historia del Cine, nacidos todos
ellos de su genialidad y capacidad imaginativa (sables láser, C3-PO y R2-D2, el
propio “Chubi”, las naves…) todo a base de mezclar cientos de sonidos y
distorsionarlos con sintetizadores. Sonidos de una “banda sonora orgánica” que
hoy en día siguen vivos y hacen las delicias de todos los fans de La Guerra de
las Galaxias.
Y
echo el telón de este acto dedicando el último párrafo a John Williams, quien
supo vertebrar musicalmente toda la obra dotándola de armonía y sintonía al
frente de la Orquesta Sinfónica de Londres para delicia de fans (y no fans) de
la película: marcha imperial, fanfarrias… y una locura melódica que te hace
vibrar desde el primer segundo de la película y la hace reconocible con tan
solo escuchar dos o tres notas incluso fuera de contexto.
Dedico este artículo a mi amigo y fan nº1 de Star Wars en España: Juan Solo.
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Película incluida en el artículo Pelis para MIBers: La digitalización explicada con cine en el troblogdita
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