Ficha técnica
Títutlo:
Parque Jurásico
Título
original: Jurassic Park
Director:
Steven Spielberg
Nacionalidad:
USA
Año:
1993
Producción:
Kathleen Kennedy, Gerald R. Molen
Productora:
Amblin Entertainment
Distribuidora:
Universal Pictures
Duración:
127’
Guión:
David Koepp, Michael Crichton
Fotografía:
Dean Cundey
Montaje:
Christopher Rouse
Ficha artística
Sam
Neil – Dr Alan Grant (paleontólogo)
Laura
Dern – Dra. Ellie Sattler (paleobotánica)
Jeff
Goldblum – Dr. Ian Malcolm (Matemático y Profesor de la Teoría del Caos)
Richard
Attenborough – John Hammond
Bob
Peck – Robert Muldoon
Martin
Ferrero – Donal Gennaro
Joseph
Mazzello – Tim Murphy
Ariana
Richards – Lex Murphy
Hablar
de Parque Jurásico es hablar de Tiburón. Referirnos por obligación a Terminator
y, cómo no, para los más cinéfilos, es rescatar la película de Michael Crichton:
Almas de metal.
Sí…
Michael Crichton. Si echáis un vistazo a la ficha técnica (arriba), veréis que
aparece su nombre como guionista. Curioso. Y digo curioso porque si miráis mi
comentario sobre Almas de metal le veréis al frente de la película…
Muy
sencillo. En ambos casos hablamos del mismo Michael Crichton, autor de Almas de metal y autor de Parque Jurásico, tal cual. En su primer acercamiento al tema
(no deja de haber un paralelismo con Victor Frankenstein) se inventó unos
robots (cyborgs) que se rebelan contra su propia programación y terminan
atacando a los turistas que acuden al parque de atracciones en el que pueden
interactuar con romanos, medievales y vaqueros.
Perder el control sobre las criaturas… (de nuevo Frankenstein), algo que veremos en esta película, cuando la Naturaleza se abra paso y venza las barreras que el ser humano ha impuesto en su genética para controlar a las criaturas.
Ergo…
mismo guionista, mismo escritor, diferente director (entra Spielberg y
entroncamos con Tiburón)… y comprendemos que, sumando todo esto el éxito está garantizado.
El
único factor innovador es poner en escena a los dinosaurios, de un modo
magistral, por cierto. Carta ganadora con la que Spielberg se metió al público
(de todas las edades) en el bolsillo. Quitando este matiz, nada lo diferencia
del escualo que asola las playas de Amity Island en Tiburón: bicho malo y
grande que devora cuanto se cruza en su camino.
Pero
no es lo único que acerca a ambas pelis (Parque Jurásico y Tiburón) pues los
niños (una de las virtudes de Spielberg es cómo “doma” a los niños y les saca
todo el talento interpretativo que llevan dentro (cosa que irá repitiendo a lo
largo de su filmografía: ET, Indiana Jones y el templo maldito y las dos que
hemos mencionado aquí: Tiburón y Parque Jurásico).
La
mención a Terminator está también justificada, en tanto en cuanto se trata de
crear un ser y perder el control sobre él (ya apuntaba antes a Frankenstein).
Aquí lo veremos con unos lagartos gigantes cuya naturaleza se impone y logran
reproducirse sin el control humano, en Almas de metal y Terminator serán
máquinas que se desmarcan de su programación original.
Eso
sí, todo con gran maestría.
Cierto
es que Michael Crichton “se copia” a si mismo, vale. Pero también es cierto que
lo hace con maestría mejorando con creces la obra (suya) original. Y no es
menos cierto que Spielberg es puro talento y sabe meterse en el bolsillo a los
espectadores con talento e ingenio.
Cuando
vimos al velocirraptor (que por cierto, para colmo de suerte se descubrió uno
muy parecido al de la película en el transcurso de su rodaje), y, sobre todo,
visto el Tiranosaurio Rex salimos del cine con la sensación de que todo es
posible. Gracias a los efectos especiales, gracias al ordenador y gracias al
pequeño gran niño que es Spielberg.
El
resto, el guión… si cabe es lo de menos.
El malo malote, el que realmente nos pone los pelos de punta es el programador regordete que intenta vender un par de embriones de dinosaurios a la competencia del parque. Malo por sus hábitos: recalcados en cada escena en la que aparece, y malo por desleal y capaz de traicionar a quien le da de comer. Digo que es el verdadero malo porque los velocirraptores se limitarán a hacer aquello para lo que están diseñados genéticamente para hacer: cazar.
El malo malote, el que realmente nos pone los pelos de punta es el programador regordete que intenta vender un par de embriones de dinosaurios a la competencia del parque. Malo por sus hábitos: recalcados en cada escena en la que aparece, y malo por desleal y capaz de traicionar a quien le da de comer. Digo que es el verdadero malo porque los velocirraptores se limitarán a hacer aquello para lo que están diseñados genéticamente para hacer: cazar.
Un
científico excéntrico y chiflado que compra una isla para crear un parque
temático (del Jurásico) con animales que criará a partir del ADN encontrado en
un mosquito de aquel período metido en ámbar.
El
cruce correspondiente, los experimentos con reptiles de nuestros días y al
final, lo logra: da vida a los seres que habían dominado el planeta Tierra y se
extinguieron de su faz.
Dos
especies dominantes: humanos y dinosaurios. Circunscritos a una isla con un
mismo objetivo: sobrevivir.
También
tendremos a un paleontólogo, el Dr Alan Grant, que se desplaza al Parque
Jurásico para avalar su viabilidad (sin conocer sus características a priori) y
recibir, a cambio, una suma generosa de dólares que le permitan seguir escavando
en sus yacimientos.
La Teoría del Caos (a la que se abraza el matemático Dr. Ian Malcolm) será la
única pauta a la que sujetarnos a lo largo de la película. Lo que equivale a
decir muy poco pues como “caos” que es, no será en absoluto coherente y sí
imprevista en todo momento. Aunque aquí me reservo mis propias consideraciones
sobre la coherencia, pues al fin y al cabo nada hay más coherente que la vida
luchando por si misma.
Esto
aderezado con un par de niños que gritan bien cuando es oportuno y unos bichos
con muy malas pulgas, con un gran guión y un mejor director, todo aderezado por
uno de los mejores compositores de bandas sonoras…
Elementos
por separado y en conjunto que nos llevan al gran éxito que supuso esta
película en 1993 y se está reeditando estos días con su secuela Jurassic World.
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Película incluida en el artículo Pelis para MIBers: La digitalización explicada con cine en el troblogdita
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